Adversidades:

Durante su adolescencia, Sonia continuó asistiendo a la iglesia y a catequesis, pero pronto se encontró con dificultades para mantener su compromiso con la fe debido a sus estudios y otros intereses. Fue entonces cuando decidió plantarse y decirle a su madre que no podía seguir yendo a la catequesis debido a sus obligaciones escolares. En respuesta, su madre le ofreció una alternativa: rezar el Santo Rosario diariamente y asistir a una reunión de jóvenes en una iglesia cercana una vez al mes.

Fue en este grupo de jóvenes donde Sonia empezó a encontrar una comunidad de personas con intereses y valores similares a los suyos, y donde su fe empezó a arraigarse de forma más profunda. En particular, un retiro espiritual en la parroquia de Santa Isabel en Alicante fue un momento clave en el que Sonia renovó su compromiso con Dios y decidió seguir adelante en su camino espiritual.

Sonia también tuvo que enfrentarse a sus propios demonios y tentaciones, como su amor por la moda y la televisión, y su dificultad para obedecer las normas y acostarse temprano. Pero a medida que su fe se fortalecía, su capacidad para resistir la tentación y perseverar en su camino espiritual también se hacía más fuerte.